“El caminador e interlocutor”
En esta edad, el niño aprovecha lo que ha ganado y se vuelve más independiente, intenta hacer las cosas por si mismo, y es más autónomo. En su lenguaje utiliza palabras como “tete” para pedir o solicitar algo y comprende instrucciones sencillas y cortas. Además, puede mantener la atención por periodos más largos durante una actividad que le llame la atención y tiene mayor estabilidad al caminar.